En primer lugar, tengo que decir que me encanta leer, que me apasiona y que leyendo puedo olvidar todos mis problemas y todas mis preocupaciones, siquiera por un rato. Ahora vamos a ver cuándo y cómo nació mi amor hacia libros.
No recuerdo precisamente, pero sé que mi afición por la lectura empezó en mi infancia temprana, es decir, cuando tenía más o menos 4 años. Siempre me han contado mi mamá y mi abuela que era una niña muy tranquila y un poco seria. Creo que eso fue así porque no tenía amigos ni amigas hasta que mis padres no me inscribieron en una guardería. Era la única niña en mi vecindad. Por eso, en vez de salir a calle y jugar con otros niños, yo siempre me quedaba en casa. No me gustaba jugar sola, me aburrieron muy rápido todos los juguetes y entonces comencé a aprender las letras. Le pedía a mi mamá que me comprara unos libritos de imágenes, unos cuentos de hadas y así empecé a deletrear primeras palabras.
Después recuerdo que mientras mis padres trabajaban, por eso, a mí me cuidaba mi abuela, que todo el tiempo estaba viendo las telenovelas mexicanas. Como yo no comprendía nada, ella tenía que leer los subtítulos en voz alta. Mientras ella leía, yo miraba las letras y aprendí a pronunciarlas. En casi un mes llegué a conocer todo el alfabeto y pude leer fluidamente.
Al principio, cuando era pequeña, leía tebeos, cuentos, libros infantiles y algunas novelas de aventura. Más tarde, ya en la escuela primaria, cuando tenía 13 o 14 años empecé a leer novelas de amor y me enamoré por primera vez. Además, leía y todavía leo obras clásicas para mis clases. Sin embargo, prefiero leer independientemente de la facultad y me interesa todo menos las novelas de terror o de ciencia ficción. Tampoco me apetece leer poesía.
Me gusta leer en serbio, porque opino que tenemos una literatura bastante rica. Como soy estudiante de español, aunque no es obligatorio, suelo leer en español todo lo que pueda, en inglés y en francés también. Pienso que esa es la manera más útil de aprender y dominar una lengua tanto como de conocer una cultura nueva, su historia y sus costumbres.
Como he dicho, para mis clases leo cada semana, pero por otra parte, lo que me interesa y lo que no está en relación con la literatura obligatoria suelo leer más frecuente, casi cada día. Normalmente lo hago antes de acostarme o después de la comida, mientras estoy descansando.
Lo que es muy importante para mí es que tenga mi propio rincón para leer, donde nadie me va a molestar y además, ¡no soporto libros en formato digital! Me siento muy incómoda y me duelen los ojos. En verano prefiero leer en mi jardín, rodeada de naturaleza, pero en invierno leo en mi cuarto, tumbada en mi cama y bebiendo chocolate caliente. Nunca he podido leer tranquilamente en las bibliotecas.
El último libro que he leído se llama “Cien años de soledad” del autor Gabriel García Márquez y puedo decir que todavía estoy muy impresionada. Disfrutaba mucho leyéndolo, de su magia, de sus personajes, que muchas veces me confundieron.
¡Lo recomiendo a todos!